Esta unidad llegó en buen estado, pero sabíamos que podíamos hacer algo extraordinario. El objetivo estaba claro desde el principio: transformar un buen Mustang del ’68 en un homenaje artesanal al mítico Bullitt de Steve McQueen. No una réplica, sino una reinterpretación moderna, sobria y potente.
Desarmamos el auto por completo y encaramos una restauración rotisserie. Cada componente fue reconstruido o reemplazado, desde la estructura hasta los detalles más mínimos. La carrocería se trabajó a fondo y se pintó en Highland Green, el mismo tono icónico que convirtió al Bullitt original en leyenda. Eliminamos los emblemas y cromados innecesarios para lograr esa presencia limpia, agresiva y sin distracciones.
El corazón del proyecto es un V8 390, enviado a un taller de competición para su rebuild completo. Le instalamos un carburador Brawler que aporta más reacción, más torque y una entrega brutal desde bajas vueltas. Queríamos que este Mustang no solo se vea imponente, sino que suene y se sienta como lo que representa: una máquina con alma.
La suspensión se reforzó, se instalaron frenos a disco modernos y dirección asistida para que manejarlo hoy sea una experiencia confiable, ágil y emocionante.
Sabíamos también que si Steve McQueen tuviera este auto hoy, querría algo más de confort. Por eso agregamos un sistema de aire acondicionado moderno, integrado de forma limpia. El tablero es completamente nuevo, con instrumentos que respetan el diseño original pero funcionan con precisión actual. También instalamos una radio de estilo clásico con conectividad moderna, para no romper la estética pero poder llevar la música de este siglo.
El resultado es una pieza única: un tributo con espíritu, equilibrado entre fidelidad y usabilidad. Hoy está a la venta por USD 205,000, listo para alguien que sepa lo que tiene delante.king at.
